Esa mesa vacía donde abandonar las pesadillas del insostenible lunes se mecía al compás de la ilustre sonrisa de LM. La brisa inquieta aprendía de sus palabras los trucos necesarios para revolver en los recuerdos de los dispuestos comensales del otro lado de la calle.
-¿Que mas quieres?, no hay nada más…dijo. ¡Resignación!….
Y así acallamos los rumores que se disputaban este o aquel lugar en el día. No cabe duda que el dinero es el despertador que suena cada mañana, el que me mira y me define como audaz mensajero de una incompleta pero teñida realidad.
El sabor de los días se me queda pequeño, pero me los fumo uno tras otro sin esperar mas que la vil contaminación que en mi corazón produce este veneno. Ya se que enfermare con tanto tabaco, con tanto alcohol, con tantas drogas de amargo sabor y dilatado dolor, pero ¿que mas puedo hacer sino beberme estos días de penuria y silogismos incontenibles?
-¿Una excusa para partir hacia donde nunca quisimos ir quizás? Replico LM.
- El motivo para cumplir este u otro sueño escondido en la recamara del olvido, le dije yo.
Seguro que el vértigo se acomodaría en mi cuerpo sin voltear mi corazón y sin embargo no doy el paso definitivo, no salto por ese puto puente de solitario recorrido.
La sabiduría no es mi fuerte, sigo actuando con el estomago vacío, con las sensaciones que recrudecen mis entrañas, y me convierto en un loco ausente y vulgar que recorre la noche con palabras que ya no dicen nada.
LM, ha retenido las suyas hace tiempo. Recurre a sus mensajes como compañía y advierte confusión en las mías. Quizás hace rato que solo hablo para mi, me olvidé de que la copa era repartida por criterios de especial acercamiento, por sonidos conocidos que pudieran recordarnos imágenes de lo ocurrido hasta el día de hoy. Quizás en otro momento, quizás el tiempo perdido no se recupera jamás y ¿ para que luchar contra lo que no es mas? De nuevo resignación. Y en mi boca dispersas señales de amargura revoloteando por el miedo a no decir mas nada.
Los poetas malditos, la poesía atormentada y fugaz de Pizarnik. ¿No parece increíble que los dos hubiéramos leído a Pizarnik? ¿Cuantos somos? Creo que mi soledad debería tener alas… Y la música que abarrota mis pensamientos ahora también. Creo que la melancolía es una desmedida sinrazón que luce a la orilla de mis palabras, y de pronto le entrego lo que soy, y de pronto me erijo como mensajero de su silencioso rumor.
- Debería hacer la compra, pago y nos vamos.
Cada uno hacia una punta diferente de este Madrid, provocador de mudas conversaciones donde acariciar la vida y despertar entre cartones después de una noche de aditivos que especularon con los pensamientos y que resaltaron, hoy mas que nunca, el decadente pisar por sus calles.
- ¿Que dirían aquellos poetas de nosotros LM? ¿Con que nos vomitarían después de esta vacía conversación donde los pronombres y los espacios vacíos han sido cartel de primera?
- Y que mas da ahora, replico LM con la contundencia que yo hasta entonces desconocía. Que mas da ya, ¿acaso se quedaron para vernos? ¿Acaso quisieron saber que vomitaríamos nosotros? Solo me dan asco esos mitos que creyeron que había algo mas, y no supieron resignarse para seguir viviendo.
Volvimos la vista cada uno en dirección contraria al otro, y resignados, desaparecimos.
Almásy, creo que no hay otra forma de sonrisa que no sea una sonrisa resignada. Sin resignación todo parece mucho más serio de lo que en el fondo es.
ResponderEliminarPor lo demás, siempre hablamos para nosotros mismos, de hecho sólo sabemos hablar de nosotros mismos. Pero es fantástico hacerlo con alguien que, aunque sólo sea un instante, se nos parecezca tanto. Así una y mil veces, en una y mil terrazas. Gracias.
Elita, es que me confunde tanto encontrar un espiritu con sensaciones parecidas en este lugar.... Y a la vez me emociona tanto saber que respiramos ese aire distraido que otros desestiman... . Ojala sea como dices, una y mil veces, en cualqier terraza, sobre nuestras neuras y nuestra resignación,una y mil veces.
ResponderEliminarGracias.!