Frío, calor, agua, espuma, dolor,
esquinas donde refugiar la inocente perdida,
la delicada estancia donde el amor genera duros y repentinos sonidos en los que descubrir el silencio,
instantes en los que abandonar sin ser vistos… .
Cuando el viento se calle y las sombras se hagan luz,
cuando los desiertos de lugares llenos de ojos vigilantes cierren sus puertas y los segundos sean solo nuestros,
y esos sentidos entre los que nadie palpita
y esos lamentos donde todo se mueve al ritmo oculto de cualquier respiración.
Y el mundo se acaba, y la oscuridad de nuestros labios nos abraza, y el mundo se acaba, y ya no queda nada.... .
El mundo sigue, no se acaba, siempre hay un cruce donde encontrarse. Hay un futuro que se hace presente aquí, ahora, en un instante. El sigilo de un amor que entra por la ventana y se marcha de puntillas en la madrugada no es un lamento, sino una esperanza.
ResponderEliminarEs un bonito poema. Seguiré leyéndote.
A veces los lamentos son un grito de esperanza, una corazonada, un instante de incredulidad en medio de tanta difusa realidad. Yo sigo caminando entre la arena que bajo mis pies susurra vías de sigiloso amor.
ResponderEliminarYo sigo creciendo cada día en esto de la vida, aun cuando algunos días me gustaría no ser mas, o no querer seguir, aun ese día tengo la esperanza de ver una luz brillar en el horizonte de esta playa desierta por la que camino descalzo, sin mas pretensiones que un sencillo paseo sin final.
Gracias anónimo por tus palabras. No dejes de leerme y de escribirme... .
Avanzaremos, seguro que sí, y digo bien, avanzaremos, y llegaremos al final sin saber muy bien cual es y si es el que queremos, pero llegaremos y nos reuniremos y lo comentaremos.. piensalo no es poco es mas de lo que imaginabamos tener...
ResponderEliminarL.C.