lunes, 21 de septiembre de 2009

Perdido y Herido



Tom Traubert's Blues [Four Sheets To The Wind In Copenhagen]

Tom Waits

Small Change 1976







http://www.youtube.com/watch?v=ztGvXVxn0PE




Con la voz rota y el alma descosida por unos días de contradictoria intensidad, perdido y herido, como dice Tom Waitts en "Tom Traubert's Blues", me dispuse a disolver mi vida entre alcohol y otros sedimentos en formas de pastillas. Cuando la adrenalina sucumbe a los días, y las horas se hacen de un papel inconcebiblemente delicado, cuando los ruegos vuelven a tu cabeza sin poder desestimar el diagnóstico de “locura“, de ese cuadro médico en el que se convierte la existencia tantas veces, cuando eso ocurre, lo mejor es meditar, elevar a la máxima potencia los razonamientos inesperados del corazón, y abandonarse a la noticia perdida de aquel telediario donde el presente se puso ante ti gritándote a los ojos para que rompieras con esta mentira.

Como las calles de Madrid se hacían estrechas y Carlos y los demás estaban de vacaciones, como la soledad me atenazaba hasta ahogar cada palabra y resucitar cada sentimiento de absurdo pasado, como el " no me quiere" empezaba a resultar tan grotesco que el mundo giraba y giraba con una cara de cansancio habitual, la vida decidió llevarme de retiro, me alejó de la realidad para poder sobrevivir sin las carencias que me hablaban y robaban todo lo que tenía en este mundo.

Mientras las lágrimas se distribuyeran por los días en el orden adecuado, parecía que la vida iba bien. El problema es, como dice Carlos, cuando todas se unen y forman esa gota fría que inunda el corazón con el peligro de hacerlo estallar cualquier día. Si los diques del amor están bien construidos, probablemente sea difícil que esto ocurra, pero a veces el aluvión es tan grande que los arquitectos son incapaces de preveerlo. En mi caso, la Arquitecta, ni en sus mejores sueños pensó que habría un Tsunami tan brutal en mi corazón..... Ya lo siento!!!

Así acabé ente las sombras de Gredos, junto a personas desconocidas que con la mirada perdida hablaban de tantas cosas, que con el corazón encogido sonreían a las madrugadas en el río, que con la las palabras vacías hacían un complemento ideal que no combinaba con su alma.

Llegué una tarde de Agosto calurosa y reticente. Caminé con la cabeza baja y la media sonrisa de las ocasiones vacías. El dolor era un estado divido entre angustia y rabia. Quizás esa es la fórmula entre amor y odio. Quizás es el significado oculto de las lágrimas, la traducción de la canción que nunca debí cantarle, el cuadro que tarde tras tarde la aburrió hasta despegarla de mi lado.

Y de esta forma, con esta deuda para conmigo llegué a Gredos, con esta y otras muchas, que no saldaré jamás.

Los grandes Gurús de aquel retiro, nos habían preparado una semana de escéptico calvario: juegos, danzas de la locura, profundidad en las manos, corazón en las caricias…Y trascurrieron los días y las horas, entre disfraces y teatros de la vida que representamos a la perfección hasta ser nosotros mismos. Las noches nos devolvían susurros envueltos en risas, conversaciones de pensamientos profundos, canciones, y miradas, muchas miradas que atravesaban nuestros ojos, nuestro corazón, nuestro futuro. Las palabras nos enganchaban con lazos que perdurarán con nostalgia de esas veladas y deseos de siguientes encuentros en playas o ciudades, marcos inconfundibles de nuestra realidad. Las caricias, las fragancias, los sueños y los vértigos en los que nos abandonábamos cada noche, nos fueron indicando el camino de vuelta.

Con los días entendimos, que el mágico traslado de las horas vividas tiene su efecto, tiene su espacio para siempre.

En la despedida, nos fuimos de comida. Ya éramos casi lo que somos, quizás lo que fuimos sin darnos cuenta. Paramos a repostar gasolina para nuestros estómagos en un bar cualquiera, en un pueblo cualquiera, de un lugar cercano.

Decía el cartel: “Motero para que te espero”. No éramos moteros, pero eso sonaba bien. Y nos dejamos llevar por las notas de aquella opera de Pavarotti, y de su Miss Sarajevo con Bono The Edge y Brian Eno. Inconfundible Nessus Dorma de la Callas…, no podíamos más y pedimos el cambio de tercio. ¡Por favor si esto es un garito Heavy! -dijo J entre risas…-. Y entonces, de entre las sombras, de entre bambalinas apareció la estrella de la tarde:

- ¡A ver chavales! ¿qué os pasa? ¿¿¿¿cómo habéis caído por aquí????

Se llamaba Pelikano y la pasión por su casa, por sus cosas me hizo retroceder muchos años, a los tiempos en que mis palabras surgían del estómago para vender fantasía, leyenda, dreamtime etc.…. Nos sugirió recetas de sorprendente exquisitez, recetas de “su” Gredos, recetas de días de sol y paz, amor y desconcierto, de deseo y ternura desacostumbrada.

Coldplay había tocado la noche anterior en Barcelona, y el dolor se mantuvo en estrecha conexión conmigo durante todo el día. Esto no distrajo la atención de palabra y sonrisas varias, hasta que las fotos inmortalizaran el momento. (Barcelona, Coldplay son solo palabras con las que tiemblo al repetirlas… tan solo palabras….)

Y Pelikano se apiadó de nosotros y cambio tercio. Mirándome a los ojos me dijo: - a ver si sabes lo que es esto. Para mí la canción más preciosa…- Con las primeras notas de piano mi corazón dio un vuelco. Con la primera nota de su alma ronca le dije: “Tom Waits…” tantas noches me abandoné a la melancolía y a la sinrazón con esta música…. . . Hacia más de diez años que no la escuchaba, no quise volver a hacerlo porque me atenazaba el miedo y de nuevo la soledad se inspiraba en el dibujo de los días pasados.

Alguien dijo que empezaba a hacer un poco de frío. Aunque las sonrisas seguían inundando cada minuto de nuestra comida todos sabíamos que se acababa el verano, y que la vida en forma de otoño nos esperaba a la vuelta de la esquina.

Me di cuenta de que la realidad podía transformarse con la mirada amiga de unas cuantas personas dispuestas a vaciar su corazón para llenar el tuyo. Y así pasaron las horas… y así pasan los días perdido y herido, pero con una renovada ilusión por ser lo que la vida quiera que sea y disfrutando del segundo siguiente, y luego del siguiente…. Hasta que ella me diga que aquellos ojos perdidos me miran solo a mi…. Lo que pasa es que, ahora, esa vida está enfadada conmigo, y hace ya tiempo que no me habla.

Perdido y herido… pero con mi sonrisa.

4 comentarios:

  1. Seguro que esos ojos perdidos volveran a mirarte, y seguro que volverás a ser feliz...o no, pero volverás, y seguro que como siempre yo, no sé dónde, te seguiré leyendo. Preciso relato.
    L.C.

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  2. Un grupo mallorquín, ya desaparecido, cantaba que la vida, ese ser desagradecido y exigente, a veces pita, como un tren. Supongo que veces es porque está llegando y otras porque se está pirando, pero yo siempre estoy allí, para saludar sonriente, aunque no entienda nada.

    Gracias por el cuento, Almasy.

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  3. Espero que al menos te quede eso... seguir leyendome.

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  4. Elita, gracias por tus palabras. En realidad yo sigo sin entender como se presenta la vida. He aprendido de ti a dejarme llevar, a dejar que fluya sin oponer demasiada resistencia, y disfrutar de lo que quiera regalar aunque en demasiadas ocasiones siga sin entenderla.

    Nos vemos entre las palabras!!!!

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