jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz...

http://www.youtube.com/watch?v=yMHzwsyl4_k


Querido Mikel,

Feliz 2010. El 2009 no ha sido un año alegre ni siquiera un año feliz. Pero al contrario de lo que podría pensarse ha sido un año de aprendizaje y conocimiento. Estoy seguro de que este 2009 será la base de un futuro lleno de comprensión y sabiduría.

Comienza una década, y esos ciclos siempre han sido los mejores. Muchas cosas importantes de mi vida han ocurrido en los años acabados en cero. Al contrario, las crisis mas profundas han sido en los acabados en nueve.

Tengo que dar las gracias a la vida y a las personas que cada día han dedicado sus gestos, sus caricias y sus palabras de aliento a secarme cada lágrima. Se que volveré a ser una persona alegre, distinta en mi interior, mucho mas madura y tolerante. En esencia soy una persona mejor.

Hay otra oportunidad de ser feliz, y luchar por mis sueños. El camino es largo, muy largo, pero el objetivo es la vida. Y en ese camino siempre me encontrareis dispuesto a viajar a vuestro lado, entre vuestras sonrisas, entre vuestra palabras, al lado de vuestros anhelos y vuestras perdidas.

Esta playa por la que paseo hoy, es la voluntad de mi vida, el reposo donde descansan mis palabras, la música de mi respiración, la sonrisa de el resto de mi vida. En esta playa veré la luz, esa que siempre veo en los pasos distraídos y fugaces de su caminar ausente, aquella que vi hace tantos años y que me ha traído hasta aquí.

Feliz década. Feliz 2010 mi querido amigo Mikel!!!!!

Volveremos a vernos… pero todavía ¡no!

sábado, 26 de diciembre de 2009

El sembrador de Estrellas



El sembrador de Estrellas de dia. Kaunas. Lituania.



Mi querido Mikel,

La distancia no es el camino, pero alivia el sentir tanta tierra de por medio, aunque este siglo con los avances tecnológicos te mantienen mas atado a la realidad de lo que yo hoy quisiera.

Tengo la sensación, de todas formas, de que mi capacidad de convocatoria, de opinión sobre lo que hago, de preocupación por mi, se va diluyendo. Es una sensación a veces contenida, a veces difundida por las sombras que a mi lado caminan por estas tierras heladas. Poco a poco voy cosechando lo que he ido sembrando: Olvido, indiferencia, soledad. El único hilo que me mantiene en contacto con la realidad de la que huyo son esos mensajes que recibo en la distancia, de enfado, cargados de monosílabos, llenos de palabras de odio y venganza a veces , de amor otras y de escogidas frases donde demostrar lo imposible : “Tu y yo somos iguales, venimos del mismo lugar…hemos llegado hasta aquí de la mano” o sea, la culpa queda repartida, el dolor dividido, la locura fraccionada en este valle de incontenibles lagrimas.

Lituania es un pequeño país del norte de Europa. En el 91 declaró su independencia siendo un país en recesión. Hoy figura dentro de los llamados países emergentes, creciendo un 10% año sobre año. Esto es lo que he aprendido de este lugar en el poco tiempo que llevo aquí. Sus gentes son amables y acogedoras, y no necesito saber nada mas. Tan solo he llegado hasta aquí en busca del “Sembrador de estrellas” un singular personaje al que llevo años persiguiendo. Hoy por fin estoy en el lugar donde se encuentra: Kaunas, Lituania.

Cuando salí de Madrid, tenía la sensación de estar en paz con todo, con mi conciencia, con mis seres queridos, con mis amigos. Pero tan solo un mensaje, unas palabras serias y tajantes, me causan un desequilibrio inconcebible. Si tan solo unas horas atrás el futuro era una playa de luz, ¿porque el tiempo apenas detenido un instante me arrojaba a la vida como un saco de basura, me abandonaba a la jauría, me asolaba de nuevo en esta soledad?.

¿Que hechos misteriosos ocurren cuando la ausencia se hace patente? ¿ Con que mentiras somos capaces de disfrazarnos para que la realidad absorba cada minuto de nuestra ira?

Kaunas es una ciudad pequeña de unos 400.000 habitantes. Es la segunda mas importante del país. Su casco histórico es espectacular. Pasear por sus calles con la nieve sin pisar es una de esas cosas que nadie debería dejar de hacer antes de morir. La sensación de terciopelo pisado, el sonido de los pasos perdidos, la huella escondida bajo el relieve blanco de ese polvo de algodón... . Son las dos de la mañana, y las ciudad parece desierta. Sigue nevando. Apenas hay ruido. Es Navidad y las luces permanecen encendidas. - Mañana buscare al “ Sembrador de estrellas”- me digo bajo el helador frío que enciende mi boca a cada palabra. Siento que algo mágico va a suceder… .

No consigo dormir. No consigo saber porque huyo, que extraña circunstancia me hace tan débil, tan infeliz, que hace de la realidad un lugar distorsionado y fugaz, donde los recuerdos felices se acaban borrando y tan solo el dolor, el amargo sabor de los reproches permanece intacto en cada pensamiento. Me gustaría racionalizar mi corazón de la misma manera que lo hago con mi cabeza. Suena el móvil, corro hacia él desesperado… Orange informa…. Que desilusión! Cada noche igual: Miro esa pantalla buscando las palabras que nunca llegan.

Son la 7:30. Se vislumbra algo de luz en el firmamento. No amanecerá hasta pasadas la 8:30. Y anochece a las 16:00. Los días son extremadamente cortos. Para mi propósito es ideal. Las sabanas huelen a sueños, a tentaciones, a deseo, a ese olvidado recuerdo. Camino hacia la ducha. Un espejo se cruza conmigo, con mi cara rota, con mi cuerpo herido. Manos, cara, piernas, espalda.. se me agrieta la vida, se me rompe la piel, ¿quien puede desear esta imagen? Tengo ganas de vomitar… .

Me dirijo andando, después de un té, a la estación de trolebuses. En Kaunas es un medio de transporte idóneo para cruzarla. Mi “Sembrador de estrellas” está esperando en algún lugar de la historia de esta ciudad. Los edificios se asemejan a mi barrio. La guía les llama estructuras soviéticas. Edificios iguales de austera construcción. Yo viví durante años en uno similar.
Pienso en mi personaje: Por el día haciendo el trabajo duro, sembrando la ilusión, la esperanza, la calidez. Por la noche recogiendo la belleza, el origen florecido entre las sombras y los versos de muchos ojos contemplados.

Viajo casi sólo en mi vagón. Suena esa música del corazón que llevo en mi móvil, cuando las palabras viajan hasta el.. No entiendo las de hoy, las que me llegan desde Madrid. Mis lágrimas se hielan en este frío invierno. La soledad, el gélido paisaje, el dolor desesperado de los días inútiles, de los perdidos momentos en los que necesito abrazarme y no consigo encontrar ese cuerpo que tanto ansío, recorren ahora cada palabra de esta inquietante redacción. A veces sueño este momento: Me despierto gritando, con el cuerpo rígido lleno de contracturas. El medico ya me avisó: - ten cuidado, somatizas por el aparato circulatorio. Eres una bomba de relojería. Un día estalla, y se acabó todo-.

Entendí en ese momento que esa era la forma. Sufrir hasta no poder más, hasta que el mundo entienda de lo que estaba hecha mi vida. Luego recapacito y digo: ¿Quien tiene derecho a sentenciarme? Nadie. Si el deseo ha cambiado de nombre, y el amor ha cambiado de casa, si el asiento de al lado huele diferente, y las manos acarician con la suavidad soñada, con el sabor deseado, con el olor querido. Y mis manos, desvencijadas por las llagas, enfermas de dolor, abandonadas a este frío que las agrieta y rompe, torpes, inapetentes, vulgares, ya no son sus manos, ¿que puedo hacer yo?

Camino ausente, sin hablar con mi colega. Su respeto por mis pensamientos es marcial, aunque en sus ojos leo un cierto grado de incomprensión.

Aquí esta el monumento. Un hombre estira la mano en posición de arrojar semillas. Es una escultura singular, pero de las que pasan desapercibidas en cualquier ciudad sino fuera por su encanto, su seducción. Un homenaje al campesino, a la vida, al origen de las cosas. ¿Quien habría de fijarse en un motivo tan sencillo?-¿Porque estrellas?- me pregunto entonces - ¿Donde están?- ¿ Tantos kilómetros para esto? - Empezaba a pensar que me había vuelto realmente loco.

Dimitri me dice que me calme. Que fotografíe la escultura y nos vayamos a tomar un vodka a un local cercano , en la esquina. Son las tres y el sol se esta derritiendo, la oscuridad produce ausencia, melancolía en este lugar. El termómetro marca 13 bajo cero. – Vamos a por ese trago amigo-.

Un vodka y después otro. Llevo ocho meses bebiendo de manera habitual. Bebo acompañado y lo mas peligroso: Bebo en soledad. Pareciera que me estoy convirtiendo en algo que nunca fui. Tomo pastillas, he dejado el deporte, fumo lo que va saliendo, y bebo a cualquier hora, por no hablar de alguna que otra cosa mas fuerte. No, ya se, esto no soluciona ningún problema. Pero, ¿quien ha dicho que yo quisiera solucionarlo?

Son las 17:00. No hay niebla, pero yo la veo por todas partes. Me acerco hacia la estatua cámara en mano, escéptico, vulgar, sin palabras. Dimitri se retrasa un poco y me deja que camine en soledad: Ahí esta el sembrador…. ¡De estrellas!

El milagro se ha realizado. La magia existe. Las sombras son luz. La vida es un hechizo. Los sueños son posibles. Por eso sigo soñando, por eso sigo sintiendo, por si acaso algún día comprendo las palabras, y consigo escapar de esta rutina tan dolorosa de la que soy cautivo, por si en algún lugar de esta tierra, existe esa playa con la que sueño. Pero estoy muy cansado, me pesa cada día mas, la vida.


P.D.: Te envío las fotos. Hasta pronto. Un abrazo.

Almasy.


El sembrador de Estrellas de noche. Kaunas. Lituania.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mikel Uzala


Reamonn

Beautiful Sky

2005


http://www.youtube.com/watch?v=OO_rBgwiv34



Me llamo Mikel Uzala, Provengo de una familia acomodada del sur de Rusia. Mi madre es española, mi padre era ruso. Se conocieron en la casa de España en Moscu allá por el año 1941. Annuska ( asi se llama mi madre) era una de esas “ niñas de la guerra” que llegó a Rusia huyendo de la dictadura de Franco.

Conocí a Almasy por casualidad una tarde de domingo , en la explanada de las estatuas del parque del Oeste, Madrid. Caminaba solo, vagaba por los senderos en perfecta sintonía con el paisaje. Abrigo negro tres cuartos, y un cigarro en la comisura de sus labios. Hablaba solo, distraído, como si recitara pasajes perdidos de algún libro escondido en su memoria. No llevaba nada en las manos. Al principio pensé que paseaba alguno de los perros que en aquel momento correteaban por la zona. Luego me di cuenta de que sus onomatopeyas no iban dirigidas a ningún animal sino al viento, a sus pensamientos, a quien estuviera al otro lado de su vida.

De repente se agachó. Delicadamente se fue encogiendo como si un dolor repentino le invadiera por completo. Se agarró el estomago como si quisiera arrancárselo, se coloco las manos en la cabeza como si quisiera protegerse de las sombras que empezaban a caminar por los senderos de aquel parque de invierno. El sol empezaba a escaparse entre las hojas de los árboles, y estos en su infinita tristeza lloraban hojas y mas hojas. Y después mas, empezó a llover. No pude soportar dejarle allí encogido en su ausencia, abandonado a su desesperada inquietud y me permití la licencia de ofrecerle mi ayuda. Volvió su cabeza con un lento movimiento. Sus ojos se estaban deshaciendo por las lagrimas, y sus manos desvencijadas, amoratadas, rotas. Si la tristeza tuviera rostro, seria la cara de Almasy.

Le ayude a levantarse. El cigarro había quemado parte de su foulard, la ceniza estaba por todo su abrigo negro. Al principio se sintió un poco avergonzado: - Discúlpame, estaba que se yo, gracias por la ayuda, ya me iba a levantar. Es que el estomago, sabes, a veces me juega malas pasadas- .

Tranquilo, pero vámonos esta empezando a llover. ¿Un café?- Si muchas gracias. Y salimos corriendo por la mojada hierba, hasta el Paseo Rosales, buscando refugio, con el olor a tierra mojada todavía en nuestros sentidos.

-Me llamo Mikel, Mikel Uzala.


-Almasy, Carlo Almasy.


Descubrí en sus ojos una mirada sinuosa, un retablo perdido de ausencia, unos ojos escondidos entre la soledad de la tarde.

Nos bebimos un café y luego otro. Cenamos juntos, nos contamos la vida entera, o la que tocaba ese día. Casi sin aliento, encendía un cigarro tras otro, una calada tras otra, una palabra y luego otra dibujando figuras de humo en el aire perdido de la noche. La música al fondo de nuestras conciencias, Star, Tonight y otras de Reammon.

Ese día entendí lo que la vida te puede cambiar en un instante. A veces, te acuestas con una sensación de infinita alegría en tu cuerpo. Te abrazas a tu pareja rozando la felicidad, y cuando menos te lo esperas, te dicen que ya no hay mas, que la vida ha cambiado, que el mundo no ese lugar maravilloso en el que creías vivir. Así me lo dijo Almasy, queriéndose poco, insultándose, odiándose a si mismo, maltratándose por no haber cuidado el amor de su vida, ese oxigeno que daba energía a su corazón. Pero eso es otra historia... .

Almasy me ha dejado este Blog. Sus últimas palabras antes de despedirse fueron : - Apenas tengo nada que ofrecerte por tu ayuda, creo que si no fuera por ti, hoy ya no estaría. Tengo un baúl lleno de Palabras Perdidas que me gustaría cuidaras hasta mi vuelta.-

Y así haré. Fue mi promesa.

Se retira por un tiempo. Quien sabe si para siempre. Quien sabe si para no volver mas. Me ha prometido escribirme, de vez en cuando, allá donde este, allá donde el mundo encuentre un lugar para darle cobijo.

Y aquí me tenéis. Mikel Uzala, rindiendo merecido homenaje al fundador y cogiendo el testigo de su espíritu creador.

Un abrazo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Hasta Pronto





http://www.youtube.com/watch?v=S0z1Mo7O6dE


¿Cerrar por navidad? ¿Por cansancio acumulado? ¿Por impotencia?

Quizás si. No me encuentro entre estas palabras, no se porque las escribo ni porque las digo, no le encuentro sentido al blog hoy, no le encuentro sentido a la vida. Ni siquiera , releyendo muchas de ellas, me parece que estén bien escritas. No se porque he estado todo este tiempo juntando cada noche estas letras, estas frases… . O si lo se, quizás si lo se, y hoy ya no le encuentre sentido a nada.

Me despido de Carlos, de Laura, y de tantos otros que han estado paseando por mi vida estos meses. Quizás es un alto en el camino, y cualquier mañana me levante deseando volver a sentarme entre ellos, a escuchar su eco, a repetir esa sensación de escalofrío que me recorre entero cuando escribo, cuando la vida me sonrie y le contesto con una dulce sensación de bienestar.

Pero hoy no puedo seguir: Me tiemblan las manos, las rodillas no dejan ese murmullo nervioso que tanto me inquieta. Por no hablar de todas estas lagrimas que se juntan y no me dejan leer, sentir, respirar. Hay que calmarse para seguir viviendo o dejarlo todo definitivamente.

No hay vencedores ni vencidos, no hay culpables, no es sino un hasta pronto, un simple hasta pronto, estoy seguro. Las palabras siempre nos sobreviven, y quiero que las mías también lo hagan.Por la tanto ellas se encargaran de todo estoy seguro... .

De repente se ha borrado esa playa que era mi esperanza, esa arena que mojaba mis pies y regaba de vida mi cuerpo. Ya no hay olas, ni mar, solo vértigo y ganas de saltar.

No quiero extenderme mas, no quiero que la compasión sea un grito que se mantenga en vuestro recuerdo cuando escuchéis mi voz. No quiero ser eso. Quiero ser esa persona alegre y encantadora que la mayoría conocéis, por lo que escribo o por lo que soy.

Bastante tengo con no perdonarme cada mañana, con ese sentimiento de vergüenza que me recorre entero por tantas suplicas, por tanta humillación, por tanto odio y tanto rencor. Así nadie puede crear con la delicada dulzura y el intenso sentimiento que a mi gusta escribir.

Hasta pronto y que la vida os sea favorable a todos. Gracias por leerme. Volveré a perder palabras muy pronto, quizás... .

P.D.: Cuando vi el video de la canción que os sugiero para leer, me sentí muy identificado. Su vida, el piano saltando por los aires…. Eso es lo que yo quiero trasmitiros con mis palabras hoy….

martes, 1 de diciembre de 2009

Diciembre...


Buscando a Eric



Título V.O.: Looking for Eric
Año de producción: 2009
Director: Ken Loach
Guión: Paul Laverty
Música: George Fenton
Intérpretes: Eric Cantona (Eric), Steve Evets (Eric Bishop), Stephanie Bishop (Lily),



http://www.youtube.com/watch?v=IyeAx3jqxg8&feature=related


Desde hace algunas semanas, Carlos se levantaba temblando. Buscaba nervioso sus cajas de pastillas. - Ahora la roja y blanca -.

Revolvía entre los papeles de su mesa y como un yonki de la vida, se ilustraba con las recetas de su desayuno cada mañana. No se podía creer que la primera visión fueran esas tristes cajas de colores inundándolo todo. Hace apenas una semana, abrir los ojos era una bendición de miradas tristes y olor a otros días.

Calor y destreza en las palabras que perdidas caminan hoy por otras calles, y se entretienen en otros lugares, haciéndose dueñas de otros corazones. Hace tan solo 7 días, ese corazón era el suyo. O eso creía .

La vida en unas horas, ¿todo cambia con una llamada?

No, nada cambia, simplemente era una ilusión. ¿Que otra explicación tiene esto sino?

Desayuno singular, tostadas de nervios, tensión disparada, escalofríos de ausencia, sensación de un frío desamor en este invierno de carencias, el primer invierno, el último suspiro.

Las luces, los villancicos, cánticos y adornos en cada esquina. - ¿ Alguien se puede llevar este mes de Diciembre de la vida? ¿ Algún dios menor puede hacer que todo vuele al 7 de Enero? – grita desconsolado en su fría habitación, en esa fábrica de pensamientos incompletos donde elabora sus penurias, donde recoge de entre las cenizas los recorridos nocturnos de los últimos minutos del día.

Apenas son las siete de la mañana, los ojos enrojecidos de tantas lagrimas dormidas a estas horas, el pelo desubicado y sucio, el cuerpo encogido por la mísera rutina, por el dolorido cansancio de tantas noches en vela.

Las manos acarician compulsivamente la cabeza con movimientos disimulados de una vida desquiciada y la categórica tos que se ha instalado también en esa desconocida garganta. Ira, desesperación, impaciencia, pesimismo, son compañía destinada a colocar las frases desordenadas en ese estimulante papel donde guarda sus dolores, locuras, trastornos y que son su apoyo espiritual, el lugar donde reside entre dudas y mas dudas la materia gris que aún le queda, virtual, inmaterial, pero su única esperanza.

Y porque no escribir en la arena hasta que todo pase, rodar películas vacías donde los fotogramas sean ese pasado aburrido donde nunca ocurrió nada. Que se quemen las horas, que se duerman los días, que suene esa música sorda y vacía que todo lo llena…

Apenas puede levantarse, apenas puede respirar en cada amanecer de incipiente soledad, apenas tiene tiempo para resolver el enigma: rojas y blancas, azules, moradas ¿en que orden? -Ahora las azules-.

En algún lugar de este mundo alguien le observa, le instiga, le corrige, le informa de que la vida es un paraíso distinto donde sobrevivir es algo maravilloso.

En algún rincón de esta red globalizada, la preocupación, el miedo, las frases solidarias, los motivos desinteresados se hacen distraídos y rutinarios para sus cansados ojos. Palabras donde son necesarias caricias, frases solitarias donde se necesitan abrazos delicados, sonidos de restrictiva soledad donde se necesitan abiertos testimonios de un amor sin condiciones.

Y los fantasmas agitándolo todo, vigilantes para que no se desvíen sus pasos hacia el prohibido jardín de hierba limpia donde no se puede volver a pisar. Esas flores antaño tan suyas, esos ojos desestimados, esa voz discontinuada en el contestador automático de la vida.

Aquella tarde donde las sombras formaban palabras, donde los sentimientos se volvieron a desbaratar, aquella tarde de desconfianzas y titubeos, la tarde en que rompió su promesa de no volver a llorar mas, se alejo de la rutina, se encerró en el silencio y observo con detenida admiración la ultima joya de su admirado Ken Loach

“Los recuerdos bonitos son mas difíciles de superar…” Le decía Cantona a un cansado Eric. “A veces hay que arriesgarse para ganar…. Arriesgarse para sentir que la vida es un lugar, una estación, el eco dormido de un amanecer cargado de esperanza. Siempre hay mas posibilidades. Cambia de estrategia"

¿Cerrar el baúl, abrir la vida?- Se repetía sin control….

Los temblores no desaparecen, las ganas de vomitar, el ansia que todo lo estremece, el vacío que todo lo ocupa. Esas salas de urgencias ya no pueden calmar la sensación de fracaso que todo lo colma. Los huecos y las carencia no dejan de reposar sobre su ya maltratado estomago.

Se viste de vida una mañana mas, deleita con esa sonrisa que hace naufragar a las delicadas sombras que siempre le siguen, que siempre le ocultan.

Después dará luz a ese oscuro túnel un día mas camino de otra vida. Esperara a pasar la hoja de ese inacabado poema que no habla del pasado. Por fin un poema sin final, unas palabras escondidas que no recitan ese cansancio de vivir.

“Eric llevaba 30 años esperando una respuesta a su vida. Arriesgarse para ganar…. Cambiar de estrategia. “

La vida siempre ofrece un sin fin de motivos para cambiar , para decidir peinarse de otra forma, para salir a la calle sin las manos asustadas y temblorosas.


Dejar de suplicar, dejar de sorprender a quien ya no necesita las sorpresas, abandonar los versos en el cajón del olvido, dejar de enviar palabras a quien ya no necesita mas palabras, y dejar de doler a quien duele.

Todo el mundo tiene versos, palabras, películas, sonidos, canciones…. La vida es una consecución de sucesos poco originales. Lo importante es lo que es capaz de ver el ojo, lo que el corazón es capaz de leer y las palabras de contar. Las caricias que la vida les haga, y que cuando los sueños recorran la espalda, ese escalofrío tenga un solo nombre, una sola cara… .

Dejar vivir a quien ya no le necesita para vivir, a quien ya tiene otra vida, para poder dejar así, de negarse a si mismo., para poder vivir de nuevo hasta que el tiempo vuelva a sorprenderle….




Eric lleva 30 años esperando una respuesta a su vida. Y la vida le sorprende, de nuevo con una sonrisa. La misma cara, el mismo tacto, el mismo beso de hace treinta años.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Las primeras nieves...



Jamie Cullum 2005.




http://www.youtube.com/watch?v=pOHFnA8e_rc



Estoy saboreando una copa, uno de esos tragos que uno da en la distancia, resolviendo de golpe las mil dudas que te surgen, compartiendo esa sensación de ambigua mejoria que te produce la soledad.

La llamada de Carlos me ha dejado pensativo. Se situa en la linea de la mortal e incesante propagación de lo que son lo rumores mas comunes, pero me alienta en la necesidad de profundizar por la manifiesta incomprensión que me produce su relato.

Me cuenta sin poder concentrarme demasiado en su conversación, que permaneció inmóvil, sedado y convulso interiormente gracias a la medicación recibida en urgencias. Su manera de temblar, al parecer, la de siempre, esa vulgar manera en la que el cruza las piernas y traquetea desde la punta del pie en un movimiento de pianista nervioso o de piloto de rallies, había inquietado a su vecino de abajo hasta el punto de intentar averiguar que ocurrria. La cuestión ahora era saber como había llegado hasta la puerta de urgencias en singular situación.

No me dio casi tiempo a dejar las maletas en el suelo. Ni siquiera me dio tiempo a desenvolver la sonrisa que todavía mantenía después de esos cuatro perfectos días de ilusiones, música, paseos, lluvia e imaginación. Divagar entre los recuerdos es un bonito ejercicio de locura que realizo a menudo, aunque me prevengo para que las solitarias imágenes no se desenvuelvan a tal velocidad que me creen una vida mentirosa donde poder residir largas temporadas escondido en una fantástica novela sobre la capacidad de sobrevivir. “El que todo lo puede…” ya no puede mas. Y sonó el teléfono.

Parece que Carlos había colocado las pastillas encima de la mesa del salón, esa que tanto le costó encontrar con Laura. Era de perfectas proporciones con respecto a la alfombra Persa que coloreaba y daba calor a esos casi treinta y cuatro metros cuadrados. El día que decidieron inundar su vida de colores conocieron a Said, un inmigrante iraní huido de la revolución de los Ayatolaes. Nada que ver con comprar, sino con sentarse a charlar frente a los ojos perdidos de un niño de 43 años hablando de sus calles, su tierra, el lugar donde los juegos ahora son prohibidos, el sitio donde su infancia quedo enterrada. Y claro, la alfombra se fue a casa. Una no, dos. Preciosas. Y la mesa baja de cuatro patas en madera envejecida también. Era verdosa tirando a gris con un retablo original en el centro bajo un cristal que la protegía del paso del tiempo. Un detalle de cualquier puerta saqueada en algún país perdido de un oriente olvidado y negado de no ser por estos detalles que nos devuelven, colores, olores, sensaciones de un bienestar diferente, y nos ubican un mapa de la vida muy distinta a la de los libros de geografia..

Me contaba Carlos casi sin aire en los pulmones, con la respiración acelerada que colocó las pastillas por colores, tamaños, y formas en un delicado cuadro de tamaño reducido para una perfecta simbiosis con los bordes del cristal de aquella mesa.. Una rosa, otra roja y blanca ( el atleti siempre en el corazón hasta el final como parecía que era el caso…) blanca, azul y una última fila de moradas... ummm las mejores. Según me dijo no le importaba demasiado los nombres pero si los colores y los tamaños. Puso su música favorita ( Jamie Cullum Everlasting Love) y se situó ante su pasado como si fuera una colección de diapositivas , las paso una tras otra, lagrima a lagrima, palabra a palabra, roto por los sucesos que se situaban uno tras otro en la misma orilla de su perfecto devenir. Y así llego la idílica estación de la vida: un rumor lejano al final de la realidad, un bullicio sordo adueñandose de las palabras y los cuadros del que fuera su hogar tan solo unos meses atrás abandonandole a su suerte.

...Parecian figuras y colores desnudos, ambiciosos y desfigurados motivos que jamas podré explica con esa sensación de impavidez y tranquilidad, paz y solidez en los recuerdos que me inundó por completo. Era volar sin alas, jugar a los sueños perdidos en nuestra vieja habitación, donde confundiamos las notas de la guitarra una y otra y otra vez hasta las tantas de la madrugada y soñábamos aquellas canciones que solo tocábamos por el placer de escuchar, por el sentimiento perdido hoy de cantar por cantar…. .

Carlos y su deseo de Forever Young. Su casa de General Ricardos 111, el principio de una vida donde habian puesto tantas ilusiones. Alli nació su primer hijo, y alli tocabamos las viejas canciones que hoy se ocultan en la funda robada de aquella guitarra.

A mi espalda, viven esas seis cuerdas que de vez en cuando provoco con el ánimo de que no se oxiden. Las notas son aquellos perdidos recuerdos que hoy me hace repasar Carlos con sus cosas.

La casa esta fría, los nidos han desaparecido de repente de los árboles. El invierno se acomoda día a día entre estas cuatro paredes. Las manos me tiemblan en el teclado. Ha nevado en la sierra. El dinero no llega para tantas facturas, pero las palabras se amontonan y me abrazan. Hay esperanza. Otra vida es posible. Mi camino se ha despejado, veo tantas caras conocidas, tantas manos que se inclinan ante mi con el ánimo de levantarme de nuevo…. ¡Vamos allá!

Me voy a recoger a Carlos. Las urgencias estarán a tope. Es como los centros comerciales: si hace frío, si llueve, aquello se llena. ¡¡¡¡Que parque de atracciones, dios mio!!!! Que caras, cuantos desconsuelos, cuantas miradas perdidas, cuantos sueños rotos…

¡Vámonos de aquí Carlos, vámonos!. Me debes una copa, sin pastillas por favor, amigo de mi alma. ¿No entiendes lo mucho que te necesito? Ahora no me puedes dejar, ahora no Carlitos, cabrón….

El frío es una preciosa sensación que nos recorre por completo. La última tontería le ha hecho sonreír. Nos vamos a comer. La vida nos volverá a provocar, pero sabremos torearla una vez mas.

Mañana es lunes. Buen día para empezar de nuevo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Las Uvas






New Moon Soundtrack

http://www.youtube.com/watch?v=3TxDn1EMk8A



Creía que el otoño se había perdido entre el sol del verano y el gélido frío que impera a las horas en las que escribo. Pero como la rutina se abraza a mi con desconsuelo, como las tareas pendientes y las llamadas sin responder se esconden en el ambiguo lugar de donde nada sale y todo se esconde, como mi cerebro es distraído por no decir fugaz, gris, triste y discipular, me he dispuesto a pasear entre las delicadas sombras de las hojas caídas por la noche, como por obligación. Esta claro, es otoño. Esa estación limpia y romántica por donde se deslizan las notas sordas de unas hojas caídas sin rumbo aparente. Y los pasos, muy míos, los que sin pensarlos me sostienen y me llevan perdidos en la distraída elocuencia de un devenir sereno y fugaz.

¡Me dice Lucia por el chat que porque madrugo tanto!.


No puede creerse que el sueño divague por mi habitación hasta minutos antes en los que ella se dispone a entrar en la ducha para comenzar un nuevo día. Ese día empezó hace muchas horas para mi, entre largas conversaciones donde perderse solitario por la red, entre síntomas de deficiente alegría con los que distraer a los amigos, que como yo, disfrutan un ratito en la noche para entretener la voz muda que trasladan a esa impersonal pantalla desde donde nos comunicamos.

Somos muchos entonces los que llamamos compañera a la soledad. Ella nos habla, y sentimos una sensación de bienestar cuando nos regaña, cuando en la ausente presencia de la nada, se atreve a levantarnos la voz al descubrir que los lugares destinados a los recuerdos están demasiado desordenados, demasiado a la vista, amontonados en el baúl de los desvelos, y nos hace asi sentirnos un poco mas acompañados, no demasiado solos. O cuando ve que la melancolía no está en su sitio y nos la recoloca, murmurando de manera ininteligible, esas frases que suenan a reproches por desordenar la vida sin el rigor propio de nuestra edad. Ella es así, compañera, dolorosa mentira, aislada promesa, fiel y escogida, cariñosa y distante.

Lucia quiere que salgamos este fin de año. Quiere que nos alejemos en un viaje de esos de último minuto a cualquier lugar donde nadie nos conozca y podamos reír y llorar frente a las miradas enrojecidas por el alcohol de otros parroquianos desvalidos en la intrínseca vida que nada tendrá que ofrecernos esa noche tan vacía y mentirosa..

Sonaran 12 campanadas como siempre- le dije a Lucia-. Y después un abrazo hipócrita con el tipo de barba al que odiaste todo el año y ha decidido sobarte a la 12 y dos minutos ese 1 de Enero, o quien sabe si la señora de jovial sobrepeso, vestida de rojo chillón, a la manera de “Con faldas y a lo loco” se abalanzará sobre ti para decirte aquello de : “ que este sea vuestro año pareja”.

Ni que decir tiene, que no me pondré a explicarle que no somos pareja, que nos perdemos en el tiempo como campesinos sin tierras a donde nadie nos ve, a donde nadie nos conoce, para no pensar que en realidad nadie tiene ni la mas minima intención de saber donde estamos. Somos esas almas gemelas que un día se miraron y se dijeron: ¿hay algo mejor? .

En fin, a todo esto, ella lleva tiempo pensando irse una larga temporada a cualquier parte . Sus disciplientes convicciones no le dejan respirar y quiere dar el salto, hacerse atea de pensamiento y costumbre, dejar de creer en todos esos dioses que le prometieron la gloria y luego, una mañana de luz primaveral le dieron mil excusas, mil perdones, mil “espero que la vida te vaya bien” miles de “cuídate mucho”. En definitiva, miles de “ya no te quiero” al menos como tu quieres que lo haga. -Necesito tiempo para pensar Lucia- le dicen con voz acomodada y distante, con esa voz que suena a profunda verdad y no deja de ser otra sucia mentira mas. En definitiva, para pensar que a la vuelta de la esquina les espera su otra vida. Los que me dijeron “ jamás te mentiré” de esos hay que huir como de la pólvora – dice Lucia- esos te arrancan las entrañas y después tu seras la culpable de sus hipocresías.

Lucia se acongoja por el terremoto que supone para alguien decirle eso ( fijate tu..) , y deja de pensar en ella, y la vida se organiza, sin que tenga un segundo de opinión ni participación. Simplemente pasa, y camina sin dejarse ver, y vive sin dejarse vivir.

Hasta que una mañana cualquiera, con el olor a café en su cocina, se conecta al chat y me dice que me quiere, así, sin más excusas ni explicaciones. Y que si me parece que las 12 uvas nos las comamos juntos, y que la vida nos regale mas tarde una noche de pasión, dolor o trastorno mental de inconcebible diagnostico, como lo hace tantas noches, en tantos lugares de inoportuna salud, a las que tan acostumbrados estamos ambos

Yo le he dicho que no. Ni siquiera se porque lo hago. Ni porque me niego a mi mismo una y otra vez seguir viviendo.

Llueve, y las palabras se borran de la imaginación.

Llueve, hace frío, y el sol es un engañoso distraído que quiere asegurarse de que el dolor a su lado es mas calido, mas real, y mas mortal.

Llueve sin querer. Doce sin querer. Vida sin saber.

Las uvas, Lucia, las uvas… yo este año le quiero decir al destino que no juegue conmigo. Este año me revelo, me alejo de los abrazos vacíos, de los estúpidos deseos de paz, de las atragantadas bolitas que no hacen mas que joderme y tener la sensación de que en una de esas me ahogo fijo. Además, estas cosas se hacen para deleite y sonrisa de la familia, los hijos etc… y yo de eso, esa noche no voy a tener…. . Y luego el abrazo. Primero a mi chica: No tengo. Luego a mis hijos: No estarán conmigo ¿Desde que lugar oculto de la razón puedo asimilar este Feliz 2010 entonces?

Lucia, el 31 de Diciembre en la última campanada querré morirme, y la vida volverá a no tener sentido. Y esto, esto tampoco lo olvidaré. Tu no te mereces este fracaso. Nada tiene que ver contigo. Además yo pensaré en el árbol, en las mil felicitaciones en forma de mensajes que recorrerán el mundo, en los millones de “ te echo de menos…” “ Algún día mi amor…” etc, etc…. y este estomago mío, no lo va a aguantar

Pero si estamos cerca, me fundiré en tus brazos, mas bien me caeré entre ellos y te diré tantas cosas, que seguro, al día siguiente, no recordaremos mas….

Y sigue lloviendo sin querer.

Sigue la vida sin saber.

Y sigo escribiendo hasta doler… .

Y las uvas…. Y sigo escribiendo hasta doler… .

Y las uvas….

martes, 24 de noviembre de 2009

Romeo y ....



 









"Muerte, que has sorbido la miel de sus labios, no tienes poder sobre su belleza”

Romeo y Julieta ( William Shakespeare )

Film by Buzz Luhrmann ( 1996)






Esconderme nunca ha sido una de mis mejores armas. A veces el miedo dista mucho de ser un enemigo frontal que nos induce a la compañía por el temor a ser castigados. A veces la inseguridad se convierten en pretéritos donde escabullir las dudas y reconocer las derrotas entre amargos lugares donde respondernos en soledad.

No me refiero a ti princesa. O quizás si. Las dudas y los silencios me oprimen en este cuarto oscuro que tantos vómitos me provoca, que tanta nostalgia me estimula. Todo prohibido. Todo pasto para los sicólogos, y los aprendices de agoreros, que al final, por más que me soliviante, aciertan en sus previsiones. Pero quizás esto sean pequeñas batallas, y no estén concibiendo que la vida no sea ni una guerra, ni una farsa.

A veces el dolor se adueña de mis huesos y los paraliza. Ahora, algunos días, me produce carcajadas ese tembleque constante que no puedo parar. Otras, mi agonía me origina un malestar disyuntivo contra el que no puedo luchar, y me meto en la cama durante dos minutos, que parecen seis horas, y me levanto sin fuerzas, y la vida se estrecha como si se fuera a terminar.

Te miro a lo lejos, por la mirilla oculta de mi desilusión, te miro incapaz de contener mi alérgica disciplina por las palabras. Escribo tu nombre para borrarlo mas tarde, y así contradecir a los días, y así desorientar a los susurros que en mi saturada soledad se atreven a decir, se atreven a soñar.

Huelga decir que canto fatal, que cuando grito eso de ...Alicia sin ciudad..., se me encoge el alma en busca de tu mirada. Suele ser en el coche, el lugar donde más grito, donde mis sollozos se tornan dramáticos hasta la extenuada sensación de pánico que me producen esas lagrimas encerradas en lo profundo de mi corazón.

Sin embargo me sorprende estar tan serenamente dispuesto a escribir estas palabras, con la valentía que me otorga el apasionado discurso con el que junto las letras en busca de un sentido singular. Quizás el sentido de mi amor, (un amor perdido en la distancia de los recuerdos al que el abandono hizo responsable de esta situación) , sea la causa de mi serena diferencia. Y seguir ausente de los insultos que me propino por ser tan iluso, por acomodarme a la situación como si se tratara de un disfraz en el carnaval de mi vida, por ser la romántica circunstancia de esta decadente entrega por capítulos ante un amor perdido.

Comprenderás que me refugie en los sonidos de aquel tranvía donde tu triste sonrisa se sintió capaz de iluminar los deseos escondidos en la solapa de mi traje. Entenderás que me cautiven tus ojos con la mirada escondida y solitaria que cristalina llenaba de agua nuestros paseos por esas calles empedradas. Sabrás sin duda, que en las noches opacas para los dos, tu abrazo fue mi salvavidas en ese océano de oscuridad que a veces me producen tus palabras.

No me avergüenza decirte, hablarte, escribirte, por mas distraída que tu sombra se encuentre, por mas decidida a no besarme que tu boca se sitúe, por mas olvidado que me tengas a estas horas.

Me atrevo a decir tu nombre, delante de este mundo tantas veces infame que no gusta de este tipo de declaraciones, de este estilo epistolar que a nada, quizás conduce. Pero a mi me llena, gritar y decir, escuchar y sentir, arriesgar y … quien sabe, quizás, perder.

Me atrevo, a decirte, Alicia. Y nada mas.

http://www.youtube.com/watch?v=AU1zJofOY60&feature=related

jueves, 5 de noviembre de 2009

1 de Noviembre


http://www.youtube.com/watch?v=JtxrqQu2prs

Audio CD (July 1, 2002)

Inflatable


~ Bush




Y aunque la memoria es distraída y los recuerdos un ejemplo de lo mismo, me atreví a caminar en silencio por las calles de un Madrid acostumbrado, vestido de un cómico luto con sabor anglosajón. Cuantas caras deformadas por la rutina y el alcohol. Cuanto disfraz de medio pelo, abarrotando las calles y locales de este otoño primaveral que no deja de sorprendernos en terrazas y parques cada noche.


Era 1 de Noviembre. Un día idóneo para vivir y porque no, para morir también.


Es posible convocar sensaciones, buscar en el presente un sentido de peculiar contenido que inunde las horas y los días de algo mas que vulgares síntomas de apatía y rutina. Es posible continuar con una vida basada en la estéril sensación de mentira que componen cada pasillo de esta idónea manera de supeditar los días y las horas a continuos recesos. Distinguir y ser un extinto y profundo despojo de sabiduría sin que a la mayoría le interese si abres o cierras la vida. Estilo tardío en las posturas que revelan cansancio o simplemente la dignidad, que poco a poco se escapa. Y esa mirada canalla, a medio camino entre la dulzura y la clase prohibida en los altos barrios de esta ciudad.


No pasó desapercibida para Carlos esa llamada sin número conocido, ese habitual ya sin fin de numeraciones que ahora acostumbran a lanzar las impersonales centralitas del siglo XXI. Llevaba tiempo disponiendo con quien hablar en cada momento. Pero este no era el caso hoy.


Porque hoy era uno de esos días grises, llenos de luz de otoño y una canción que le gustaba escuchar hasta el final, una de esas melodías que tan solo el se atrevía a disponer. Inflatable de Bush, un grupo cautivo en sus recuerdos, con imágenes vencidas en su retina y abandonadas a la memoria en algún cine, en algún cristal vacío, de cualquier lugar, de cualquier calle, de cualquier vida.


Carlos se sometía discreto a esta ceremonia confusa de las palabras y los actos, pero mientras su mente y sus pasos se dirigían hacia esos días donde la luz lo llenaba todo, donde un roce devolvía de manera milagrosa un minuto de esperanza, la perversa realidad se disponía a actuar de nuevo, con la magia desconsolada de la perdida, con las carencias y el dolor como firme propósito final.


Aunque ¿y si las dudas hubieran podido recortar esos profundos silencios con los que se pasaban tardes enteras sin apenas mirarse a los ojos? ¿Y si las palabras hundidas en el dolor hubieran podido ser el motivo de tanta desilusión? ¿Y si, quizás, los últimos besos ya no le supieran a boca, carne, pasión, deseo, sino a sabor dormido, a desgana, a olvidados parámetros donde recurrir cuando no hay nada más?


Laura estaba fuera ese fin de semana. Viajó a Córdoba con su compañía de siempre desde hace algo más de un año.


Cuando leyó el mensaje de Carlos no pudo evitar una ráfaga de nostalgia, entre mojitos, y cerveza caliente, entre sudor y olor a mezcla de tabacos y hierbas varias. Y así continuó, entre gritos y palmas en un Puerto cercano llamado Presente que dormía los recuerdos y acariciaba los lamentos con las únicas manos que en ese momento tenía, con la única boca que apagaba su sed en ese lugar. Llevaba tiempo sin ver a Carol. La “ pandilla”, ¿donde estarian ahora? Se pregunto en silencio.


Por un instante pensó que podría haber sido ella. ¿Cuantas veces había reflexionado sobre esa posibilidad en los últimos tiempos? ¿Cuantas veces había soñado con volar y desaparecer y no tener que decir, ni mentir, ni soñar…. Y no ser nada , para volver a ser todo?


Que paradoja. Hacia meses que no sabia nada de Carol. Antes era acostumbrado el café de las 10. Deseaba llegar a la oficina, para ese café y ese cigarro. Carol, José Manuel y los que se fueran uniendo. Esos recuerdos son mágicos. Volver a estar enamorada. Abandonar esa vida cansada donde ser la mujer perfecta, esa vida donde la melancolía era el imperativo y las dudas, y el miedo y las normas de conducta diarias. Mientras que aquí, la frescura, el amor con letras mayúsculas, la distancia de ese torbellino llamado Carlos, la hacia distinta, diferente, valiosa, mas mujer.


Carol era también frescura, era tentación y orgullo de si misma, era fuerza, era pasión Y ahora, pensando en su ausencia, se dio cuenta de que quizás era también necesidad, reflejo de vida, ausencia de quietud, firmeza en las sombras, angustia por vivir.


De repente quiso descansar de si misma. Se negó a enviar tristes mensajes a Carlos, con ese aire de suficiencia similar al de otras personas a las que ella siempre había denostado.


Simplemente no se encontraba entre las palabras “Te quiero”, “Amor mío” “Cariño”, y no sabia como podía vivir en un alambre tan delicado y mortal. Instalarse en la mentira, decidir vivir o morir viviendo sin saber porque ocurría eso.


Y así dejo que la noche se calentara demasiado. O quizás fuera la fiebre y esa garganta que llevaba semanas sin dejarle descansar. Las manos, los abrazos, los besos, surgían de algún lugar escondido, de algún tiempo apercibido por la nostalgia, desinteresado y fugaz. Y esa música con tambores y rumbas, Brasil ¿ futuro? Y ese chico de aquel verano en Tarifa que con la mano “levanta” al pasado le dice adiós…. .

El brillo, las palabras, lo paseos escondidos en la retina, el sabor del agua vencida por la lluvia de esa soledad que se escondía entre sus palabras. Y las caras y las fotografías percibidas de aquellos días. Y el sabor a pasado en los labios… .


Madrid se apagaba por momentos. Los ruidos de los vampiros y las calabazas se escuchaban a lo lejos. Sentía la sensación de querer escapar de esa sensación olvidada de cansancio… la muerte no le sentaba bien.


El ultimo mensaje del día estaba en blanco se lo envió en blanco. Ese pulso que nunca fue capaz de controlar, o quizás en esta ocasión si… . Era uno de esos mensajes que parecen decir “ ponga usted mismo lo que quiera”. Así que Carlos decidió rellenar aquellas líneas en blanco, con un “Te quiero mi amor, que seas feliz. Nos vemos cuando puedas. Me marcho con Carol. Da un beso a los niños. Que seas feliz… .”


FIN:::::::::


Cuando Carlos llamó a Carol para desearle feliz cumpleaños …




Carolina Rodríguez Sur vivió durante años en el centro de Madrid , en su antigua casa, en su antigua vida, esa que no pudo soportar por mas tiempo cuando las sombras fueron su única compañía.

viernes, 9 de octubre de 2009

El secreto de " tus " ojos


TITULO ORIGINAL El Secreto de sus ojos
DIRECCIÓN Juan José Campanella
REPARTO Ricardo Darín, Guillermo Francella, Pablo Rago, Soledad Villamil, Javier Godino, José Luis Gioia
AÑO 2009
PAÍS Argentina






Inteligencia y corazón esa es la mezcla, la perfecta conexión con la realidad y los sueños, el estado perfecto de un vivir que nos cobija firmes sin apenas saber porque.
Laura llamaba siempre tarde. Acostumbraba a dormir a los niños para descolgar el telefono y contarme cualquier cosa. No le gustaban las series de televisión, ella era una serie sin limite de capitulos.
-Tienes que verla, es tu película- me susurro al odio. El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella con Ricardo Darin como protagonista. Sabor a cine, a butaca con lagrimas, a imágenes en blanco y negro, a colores sombríos donde la palabra se hace hueco y retumba en la conciencia… .
Con este reparto – le dije- me abandonaré en el cine a ver que pasa. Pero no me digas nada, por favor, no soporto las películas escritas de antemano.


Laura se paso llorando el resto de la conversación. “Lo importante en esta vida son las pasiones”. Una al menos por la que decantarse, una por la que sentir para seguir viviendo. – Tu tienes tantas…- me repetía una y otra vez.- Yo no tengo ninguna- se decia una y otra vez.
Yo siempre quise ser la pasión de Laura. Aun hoy, me gustaría que ella me sedujera en silencio en la oscuridad del cine, o que una mañana cualquiera, con los coches hacinados en la carretera, desviara su rumbo y se metiera en mi cama. Me consta que a ella también le gustaría pero no le sale. Lo piensa, hace fuerza, pero simplemente no encuentra la pasión en ningún sitio. Sin embargo, al llegar a su trabajo, Jorge la mira con insistencia, le recorre cada centímetro de su negra minifalda y ella no dice nada, ni siquiera mira, pero cuando llega a su despacho, se vence sobre la silla y su estomago se encoje, y un calor despistado le recorre el cuerpo..
José Manuel no la ha llamado desde hace dos días. Solo esos mensajes poco variados de “buenas noches amor”, y “soy un alma enamorada”. Y es que José Manuel se niega a si mismo. Sigue una estela fugaz del que fue el amor de Laura tantos años. Un poeta canalla, apasionado por la música, un tipo de rápidos reflejos que no supo conservar su tesoro mas preciado: Laura. Hoy vaga distraído por las calles, como si la vida se hubiera clavado y el se hubiera detenido, sin mas… . Trabaja y disimula su tristeza en una multinacional americana. ¿Hay mejor sitio donde esconderse de la vida?.
José Manuel compra música, entradas, libros, joyas, es un portento en el rápido arte de las compras, pero me temo que le falta “chispa”. -Si me oyera Laura me regañaría-, pero ella siente que es cierto, que a su vida ahora, le falta un estimulo, una parte de emoción, un espacio singular para la adrenalina. Por el contrario, la paz ha vuelto a su cabeza, la sencillez, los viajes con encanto, un desayuno en el campo, un cigarro después de… en la medianoche, sin mas pretensiones, ni mas sueños que alcanzar a la mañana siguiente. El torbellino se ha ido y ahora reina la tranquilidad, la sencillez y la cordura. ¿Es lo que quiere Laura? No creo que ni ella misma lo sepa. Pero eso ya da igual.


Al día siguiente fui a ver esa película, con una mezcla de soledad y miedo que llenaba mi estomago sin que quisiera ni un bocado mas. Desde el primer acorde hasta el ultimo, desde la primera frase hasta la ultima, desde el balcón ausente de mis sueños vi el espectáculo demoledor de una una narración singular, unos ojos que hablaban, un mirada que cortaba la respiración y el tiempo que se detenía, la risa que provocaba la vida, los personajes que se mezclaban con un mundo figurado donde los sueños no tenían cabida. “-Dejá, haz otra vida- Tenés que ver lo que son los ojos de el, están en estado de amor puro- . ¿Como hizo para aprender a vivir sin ella.?-.
Cada dialogo, cada frase tenía un sentido especial, una dirección singular donde estremecer la figura y desorientar a las previsiones de una vida calculada, sin magia, con improvisación desmedida, donde la cordura tiene un sitio gris y sombrío, un lugar especial donde no cabe la canción de Drexler: “… y sea lo que sea…. “ Y después la locura, el despertar de unos ojos, porque los ojos hablan….


Llame a Laura, o quizás no la llame pero pensé en hacerlo. Quería decirle que la quiero, pero siempre lo dejo para mañana. Siempre prefiero que surja, cuando sus ojos me miren con esa mirada. Cuando su luz ilumine mi camino en la noche distraída, ese día le diré, ¡¡¡¡¡¡ Vámonos !!!!!!! No antes, pues su pasión reside en otro lugar, su amor en otros ojos, su corazón… no se donde estará, pero no está conmigo.

Y así comprendo que la vida es un susurro que distrae los días y las horas para hacernos caminar tantas veces sin rumbo, pero con la esperanza de encontrar algo, que se yo, un amor, una pasión, o quizás el simple y sencillo sabor de un beso.
Yo ahora no pienso en más. Ni siquiera pretendo más. He engordado un par de kilos, y estoy con esas manchas en la cara que tan raro me hacen. Me hace falta un corte de pelo, y uno de esos masajes en la cabeza. Quizás mañana empiece a adelgazar, a cortarme el pelo, y a decirla que la quiero.
Pero me temo que ni estaré mas guapo, ni ella cambiará su mirada por eso.
Así que me tomaré una copa, y esperaré discreto a que sus ojos hablen y con una media sonrisa me diga: ¡Pánfilo!
He llamado a Laura. No contesta. Le pondré un mensaje. Me voy al concierto.